martes, 5 de julio de 2016

Hacer un trabajo

A la hora de tener que presentar un trabajo para alguna asignatura en la que se nos pida, lo primero que hay que decidir, evidentemente, es el tema. En ocasiones, es el propio profesor el que indica de qué ha de tratar, pero otras veces son los alumnos los que tienen que pensar acerca de lo que quieren presentar.
Lo mejor para no meternos en una trampa, es pensar en un tema que no abarque demasiados aspectos. Seguramente nos veremos obligados a generalizar bastante y a pasar por encima de algunos temas sin poder entrar en profundidad en ellos. Sin embargo, tampoco es buena idea que el trabajo se centre en un aspecto que sea demasiado breve y que no nos permita desarrollarlo medianamente en condiciones porque nos va a cortar encontrar información al respecto.
Tratemos de posicionarnos en un tema que esté a medio camino para poder encontrar con anterioridad al desarrollo la información que consideremos que nos va a ser necesaria. Así, una vez que tengamos el material, sabiendo previamente la extensión mínima y/o máxima que se nos permite, podremos organizarla para saber qué orden queremos darle.
Según la materia y el nivel en el que nos encontremos, nos veremos obligados a consultar más o menos bibliografía. Pero en cualquier caso, no olvidemos la poderosa herramienta que es también internet. Eso sí, en ese sentido tendremos que ir con cuidado y fijarnos bien en que la información sea correcta. Para los trabajos universitarios, también sería buena idea la consulta de libros y revistas especializadas o, incluso, trabajos de investigación que hayan podido presentar otras personas anteriormente.
Contando ya con el material, pasaremos, como se decía anteriormente, a organizarlo. De este modo, tendremos primero la estructura con los apartados en el orden que vayamos a presentarlos. Lo ideal sería comenzar con una introducción y una explicación de la metodología, pasando después de lo más general a lo más concreto.
Todo trabajo ha de comenzarse con un índice, lógicamente, ya que esta será la mejor manera de saber en qué páginas podemos encontrar qué información. De igual manera, ha de terminarse con un apartado de conclusiones donde echaremos la vista atrás al desarrollo. Destacaremos las ideas principales que hemos abordado, tratando de que estén bien elaboradas.
A la hora de redactar, es importante (sobre todo en trabajos universitarios) que expresemos las ideas y los conceptos con nuestras propias palabras y que nos apoyemos en diversas citas entrecomilladas de la bibliografía. 
Una buena idea es redactar el trabajo sin empezar a revisarlo cada dos por tres antes de haberlo terminado. Ya tendremos tiempo de hacer esto cuando lo tengamos finalizado, ya que de lo contrario vamos a ir mucho más lentos. Es mejor esperar para pulirlo y, si hiciera falta, mejorarlo.
En algunas situaciones, puede ser muy recomendable incluir algún tipo de anexo al final del trabajo con información que no hayamos podido utilizar o en la que no hayamos podido profundizar debido a su extensión. Otra idea es simplificar esta misma información en las típicas notas a pie de página.
Lo último que tendremos que incluir en el trabajo es una lista con la bibliografía empleada, que será presentada empezando con los nombres de los autores alfabéticamente.

Por último, pero no por ello menos importante (de hecho es algo imprescindible), hemos de tener en cuenta al ortografía y la manera de expresarnos. También es importante, si escribimos a ordenador, tener en cuenta la tipografía de la fuente, el tamaño, la separación entre líneas, etc.

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