sábado, 16 de julio de 2016

¿Cómo afrontar una presentación en público?

Habrá ocasiones a lo largo del curso escolar en las que tengamos que enfrentarnos a la, muchas veces temida, exposición oral delante del resto de compañeros. Esto puede causar en algunas personas cierto nerviosismo, pero no debemos olvidar que es también una muy buena oportunidad para ir soltándose en este terreno.

Así pues, y aunque parezca muy obvio, la mejor manera de frenar la ansiedad que nos pueda causar la situación es hacer una buena preparación previa.

Exponer oralmente supone que no tengamos posibilidad de corregir errores sobre la marcha, al contrario del trabajo escrito. Por tanto, no es importante únicamente el contenido, sino que también es importante la exposición.

Mientras que en el trabajo que desarrollemos por escrito podremos ahondar más en los distintos aspectos que desarrollemos para que se vaya entendiendo todo mejor, en la exposición tendremos una única oportunidad de hacernos entender. Evidentemente, este es un punto que nos puede limitar bastante, por lo que tendremos que tratar de explicar todo lo más claro posible. Para ello, recurriremos a oraciones simples y a un vocabulario directo.

Al igual que en el momento de estudio, para hacer una exposición, debemos centrarnos especialmente en las ideas principales, para ser ahí donde hagamos hincapié.

Además, no queremos aburrir a nuestros oyentes, por lo que también hay que intentar que la exposición que hagamos resulte entretenida. Asimismo, el tono empleado es también muy importante en este sentido, por lo que evitaremos expresarnos con un tono monótono.

Algo muy común que mucha gente suele hacer es leer algún texto que se ha preparado previamente. Este es otro factor que no resulta nada ameno. Es cierto que es buena idea, por si nos quedamos en blanco, tener a mano algún esquema que podamos consultar en caso de que fuera estrictamente necesario. No obstante, la mejor opción es intentar aprenderse la parte que nos toque exponer para que todo resulte mucho más fluido en el momento.

Tendremos también muy presente la comunicación no verbal que transmitimos, a veces sin darnos cuenta, mediante nuestro cuerpo. Y es que los gestos, las posturas, los movimientos y las expresiones de nuestro rostro son también importantes a la hora de exponer. Trataremos, por tanto, de mostrarnos seguros frente a lo que estamos explicando. De ahí que sea también primordial una correcta preparación.

A lo largo de la exposición hay dos momentos sumamente importantes: el comienzo y la finalización. Evidentemente, al empezar tenemos que captar la atención de quienes nos van a escuchar, por lo que es muy importante mostrarse comunicativo y ser lo suficientemente claro en lo que se dice. De ese modo, atraeremos a los oyentes, ya que, si lo hacemos bien, causaremos curiosidad en ellos y querrán saber de qué trata el asunto.

Finalizaremos con unas conclusiones que recojan y resuman las ideas que se han expuesto, apoyándonos en diversos argumentos. Y es que esta parte será, seguramente, la que mejor vayan a recordar quienes nos estén escuchando.

Sería muy recomendable apoyar la exposición oral con algún tipo de representación audiovisual. De este modo, puede resultar todo incluso más sencillo y ameno que si nos dedicamos únicamente a hablar de un tema. Eso sí, de nuevo nos encontramos ante una situación en la que no debemos limitarnos, exclusivamente a leer lo que ponga en la presentación. Simplemente será para nosotros un soporte más, pues lo que realmente hay que hacer es desarrollarlo con nuestras palabras.

Antes de exponer, es importante practicar para tener también en cuenta cuánto tiempo puede llevarnos la presentación. Esto es primordial, porque, en la gran mayoría de exposiciones, nos pondrán un tiempo límite. Por ello es recomendable ofrecer sólo las principales ideas. Así, si no hay reloj en el aula o el lugar donde expongamos, podemos recurrir al uso de un reloj que podamos colocar en algún sitio disimulado para ayudarnos a marcar el tiempo.


Cuando finalicemos una exposición, es ideal que instemos a los oyentes a comenzar, si fuera necesario, un turno de preguntas, para resolver posibles dudas que hubieran surgido durante la misma. La respuesta ha de ser concisa y tenemos que evitar dar rodeos. Si no sabemos la respuesta, no tenemos que inventarla, sencillamente indicaremos que nos comprometemos a consultarlo y a especificarlo en otro momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario