En el caso de tener que
enfrentarnos a un trabajo en grupo, nos expondremos a una dificultad mayor. No
porque el tema que haya que tratar sea complejo, sino porque toca ponerse de
acuerdo con otras personas para que el trabajo salga adelante. Esto implica que
puedan surgir pequeños roces o problemas en el transcurso del mismo.
Si tenemos la opción de formas
nosotros mismos los grupos, deberemos tener en cuenta quiénes son aquellas
personas que nos pueden facilitar el proceso. Esto no quiere decir que tengamos
que elegir a nuestros amigos más cercanos, lo primordial es saber de antemano
que haremos grupo con gente trabajadora y cuyo trato sea fácil.
Cuando hayamos conformado el
grupo, tocará ponerse de acuerdo para una primera reunión en la que deberemos
repartirnos el trabajo. Asimismo, es un buen momento para establecer una serie
de medidas y de reglas que todos tendrán que seguir tanto por su propio bien
como por el bien del grupo (todos nos jugamos la nota). De este modo, se pueden
fijar los días de las posteriores reuniones, por ejemplo, o, incluso, quién
puede llevar la tarea de coordinación (siendo esta una de las más importantes,
por suponer un control de todos los miembros y del trabajo que vayan
desarrollando). Nos aseguraremos de que el reparto de tareas sea equitativo, es
mejor que no haya demasiada diferencia para evitar futuros choques.
Otra cosa igual de importante que
debería tratarse en esa primera reunión será la planificación del tiempo en
función de la fecha de presentación máxima que nos indique el profesor. Será
más fácil organizarse si se enumeran las cosas que han de ir haciéndose por
orden, estableciendo la duración que tiene que tener cada proceso. Un ejemplo
sería el siguiente:
Semana 1: tarea de documentación;
es decir, se buscará la información necesaria.
Semanas 2: desarrollo de las
partes que cada uno tenga asignada.
Semana 3: reunión para analizar
cada una de las partes y decidir entre todos si debería cambiarse algo o si se
está de acuerdo con el resultado.
Semana 4: el coordinador reunirá
las partes y las organizará según el orden que se haya decidido en un principio.
Se lo pasará al resto de compañeros, siendo el documento todavía un borrador.
Semana 5: reunión para aportar
posibles correcciones del borrador.
Semana 6: entrega.
Esto es sólo un ejemplo.
Evidentemente, si se dispone de más o menos tiempo, el reparto deberá
ajustarse.
Es importante que las reuniones o
charlas que se puedan tener durante el desarrollo del trabajo sirvan para
verificar que absolutamente todos los miembros del grupo están cumpliendo con
lo que les haya tocado. Así, nos aseguraremos de que podremos cumplir con los
plazos establecidos. Nada de esperar hasta el último momento. Es por esto que
resulta muy importante que todos los miembros sean personas trabajadoras y que
sepan implicarse.
Si surgen problemas con la
actitud de algún miembro del grupo, lo recomendable es que todos hablen con él
e intenten hacerle saber que ha de esforzarse y cumplir, ya que no se está
jugando únicamente su nota. En caso de que el aviso no dé resultado, será
recomendable hablar con el profesor y/o decidir si puede ser mejor prescindir
de ese miembro y que esa parte se vuelva a repartir entre todos.
Así, es importante tener en
cuenta que todos los miembros han de colaborar de igual manera y que tienen que
mostrarse respetuosos con respecto a sus compañeros. Eso sí, nadie es perfecto
y todos podemos cometer errores, por lo que la tolerancia frente a los fallos
hay que tenerla igual de presente.
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